Planetaria

Planetaria


Cuando ya no seamos el amor,

me portaré como la muerte.

Ramón Palomares.




Yo era una niña normal que, de tanto pasear en mi mundo, distraída, oculta tras los signos de mi interior, el tiempo pasó por mi lado y no me notó. Así fui creciendo, solo por dentro, mi cuerpo no detectó el tiempo. Y me descubrí mujer en un cuerpo de niña. Mis compañeros me rechazaron, se burlaron, a pesar de haber crecido conmigo, no podían entender que una mujer se trepara a los árboles, persiguiera arañas y cazara mariposas. Él era un niño, pero un niño de verdad, no una caricatura de niña, como yo. Su piel brillaba tanto, seguro porque creció cerca del mar y las luces del océano se incrustaron para siempre en su piel y sus ojos se tragaron todos los colores del mar. Y comenzamos a andar juntos. Jugando con las lagartijas, mojándonos bajo la lluvia. El me contaba historias de naufragios y yo le hablaba del poder de las estrellas. Nuestras familias no vieron muy bien nuestra unión. Como era posible que un niño estuviese jugando con una mujer, por muy cuerpo de niña que tenga, y que una mujer corriera dando brincos por los techos de las casas con un niño, por muy bellos que tenga los ojos. Así que decidimos ocultarnos. Buscando refugios, cómplices de nuestras aventuras. Sólo compartimos lo que comparten dos niños. Él me enseñó a volar cometas y a comer barquillas desde abajo, juntos alcanzamos las copas de los árboles y los nidos de las aves. Jugamos a la ere y fusilados y cabriolas en el río. Montamos las nubes y nos divertimos con las estrellas. Pero la realidad del mundo nos sobrepasó. Y descubrieron nuestros artilugios. Enfermé. La luna hacía estragos en mí. A veces no dormía, a veces no despertaba. Llevaron hasta mí médicos y curanderos, boticarios y chamanes. Nadie sabía lo que me ocurría. Me llevaron hasta el río, me subieron a las azoteas. Nada parecía remediar mi situación. Hasta que un buen día desperté, ya había sudado toda la fiebre de la distancia, había calcinado en mí todo vestigio de la niñez suspendida. Desperté y desperté mujer.

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